Oct 15, 2007

Adán y oto, siameses



La palabra siameses no es extraña en estos tiempos de calentamiento global y regreso de guerras frías. Sin embargo, despierta el albur de la curiosidad, de la inquina resfriada que agitamos con perversidad amarillista.

La Historia destaca las coexistencias de un puñado de siameses, como, por ejemplo, la de los siameses florentinos del siglo XVI, que moraron en la Iglesia de la Scala. Su silueta en ese ambiente religioso hacía pensar en el Apocalipsis antes que en la divinidad. Los siameses florentinos compartieron un cuchitril, la fe y el tracto digestivo. Otros, más célebres y longevos, fueron los decimonónicos Chang y Eng Bunker, de Maklong, Siam. Pasaron la mayor parte de sus vidas en los Estados Unidos. Formaron parte del circo P.T. Barnum, donde se les conoció como los Siamese Twins (Mellizos Siameses).

De todos estas aberraciones genealógicas, los más cercanos en el tiempo, fueron unos siameses isquiópagos1, de latitudes sudamericanas. En su mocedad, se inclinaron doblemente por la poesía. En la adultez, añadieron a sus vidas restringidas en emociones, el a veces venenoso elixir de la política. Hablo de Adán y Oto Rivera.

UMBRALES

A finales de 1992, los Rivera nacieron en una Maternidad de Caracas cuya fecha se hace imprecisa, mitad por las especulaciones, mitad por negligencia médica. Su madre los abandonó. Vivieron en un convento. De esos episodios caribeños no se conservan fotos, lo que alimenta el carácter mítico de su origen. Los testigos, sin embargo abundan, cada uno con versiones tan distintas como disparatadas sobre los hermanos. En el cenit de sus glorias y estrépitos, los obturadores pestañarían y los flashes abrumarían hasta el desgaste de sus propias púpilas. Sin ellos sospechar, sus nombres fueron presagio de sus destinos. Oto fue el pionero de los Rivera en aproximarse a la literatura. Sus primeros intentos por hacer poesía se perdieron con las últimas hojas de sus cuadernos escolares. Las lecturas de Jorge Luis Borges y Roberto Bolaño influyeron en composiciones editadas en revistas independientes de circulación universitaria. Algunos sucesos fraguaron la etapa larvaria de su poética. Uno de ellos fue cuando, en el bachillerato, Adán enfermó del estómago y arrastró a su hermano a la fétida experiencia por quince días.

UNIVERSIDAD

Adán y Oto apenas culminan sus estudios secundarios se dedican a barajar opciones. Oto quería estudiar Letras. Adán se inclinaba por el Derecho. En el 2009, finalmente se inscriben en Ciencias Políticas. Su humanidad bicéfala les granjea un cupo en una Universidad venezolana. En ese periodo la brújula de sus ideologías políticas puntea hacia el comunismo. A mediados del 2015, su trabajo de grado gana una beca para estudiar en Francia, en la Universidad de París X. Se marchan a Europa donde proyectan vivir hasta obtener el Ph.D. Su vuelo coincide con la fractura de la falla de San Casimiro, lo que origina el caos mientras volaban sobre el Atlántico. Otras versiones señalan que la planta nuclear ubicada en el estado Guárico fue la dinamitadora de la tragedia, ya que con los desperdicios de ésta, las máximas autoridades querían soldar la falla, pero lograrían que el proceso de fractura geológica se acelerase definitivamente. Se enteran al llegar: todos los televisores del Aeropuerto Charles de Gaulle instalan un enorme calidoscopio de la catástrofe. Una parte del país se hunde en las aguas del Caribe. La otra rebanada de territorio, es lo que hoy conocemos como Isla Cariven. “Algo en nosotros también se desgarró”, años más tarde expresarían en una controversial entrevista al diario Le Monde. No volverían a Venezuela. Este hecho se refleja en Separación/La séparation (2022), poemario bilingüe. Adán escribió Separación en las páginas impares. Oto, más versado en el lenguaje que en Leyes, compuso La séparation totalmente en francés. Ambas se complementan, aunque marchan en canales distintos de la percepción individual de sus autores. En un año hubo cinco reediciones. En dos, ya estaba traducida a siete lenguas. El máximo nivel académico les llegó como el tiempo, les pasó lento y fácil. Oto enseñó francés a su hermano. Destinan el español únicamente para insultar a sus adversarios políticos. La colaboración de los años moldeó sus personalidades: si pueden cambiar a un hombre, por qué no a dos. Sustituyeron sus acentos ecuatoriales. Imitaron con precisión quirúrgica las costumbres galas: se hicieron franceses.

INDISCRETO DESAFÍO

Para el 2025 ya eran ciudadanos europeos. Sus nombres rutilaban en los anaqueles de las librerías como en los titulares de los diarios de izquierda. En los de derecha, su apellido, cuando no obviado, era mancillado por cualquier desliz. De éstos refiero el siguiente. Los pormenores: irrecuperables. La opinión de los hermanos: duplicada. Después de salir victoriosos del juicio, declararon a un amasijo de periodistas que “el ser siameses era un oficio y que había que ejercerlo con dignidad, coraje y reflexión.” El coraje fue la cualidad que se destacó en la trifulca en una conocida discoteca parisina. Se les acusó de intento de asesinato. “El arma la disparó Adán”, escribiría Oto en su Diario (2020-2040), de publicación póstuma. El balazo le descerrajó un trozo de hueso craneal a uno de quienes los hartaban aludiendo a sus aciagas facciones. Los insultos desaparecieron con la doble ira de los Rivera, como espectrales, se transmutaron en ruegos, quejidos y copas astilladas. Resultado: nueve heridos de gravedad y una música que se fusionó con el alarido de sirenas. El alba delató un hilito de sangre costrada que rayaba indignamente la frente de Oto. Abogados al servicio de los siameses, testigos y cámaras de video desmintieron los cargos que se les imputaron. Periódicos de derecha señalaron que el fallo estaba ligado a los tentáculos que unían a los Rivera con las oscuras esferas del Poder Legislativo. Nunca se comprobó nada.

APOTEOSIS POÉTICA

A un mes del deplorable incidente, los Rivera son invitados al teatro La Scala, en Milán, a recitar sus más célebres composiciones. Las cuatro mil butacas estaban colmadas con tres horas de adelanto. Esto significó, para muchos, el ápice de sus carreras literarias. Al cerrar con su poema Hit, Sortez-moi mes yeux, acompañados por una comitiva, se deslizaron por laberínticos rincones hasta llegar al corazón del edificio, una centenaria galería de arte de arquitectura ampulosa. Observaron, con la melancolía de la distancia y del tiempo, el bajo relieve restaurado de los siameses florentinos, único registro gráfico de sus existencias atroces, de piernas impares. Una cena en su honor y un breve concierto cerraron la velada.





LIBERTINAJE ITALIANO


Los quince días posteriores al recital, los Rivera desdeñaron límites. Las únicas leyes que los regían no vulneraban el plano bidimensional del papel, la métrica en sus versos jamás la infringían. Su obra Una stagione nell'inferno que combina la poesía en prosa y el cuaderno de viaje, además de seis cantos compuestos en terza rima –a imitación de la Divina Comedia–, brota de esas experiencias. La obra es finalista en la vigésima edición del Premio Pavese. Venden millones de ejemplares. Ya se habla de ellos en su abandonada tierra. El gobierno de ese país construye un túnel submarino, de nueve millas, que une Isla Cariven con tierra firme.

A un día para regresar a casa, ubicada en la ciudad Boulogne-Billancourt, cerca de París, surgió un nuevo percance. La ira de Adán se desborda. En un oneroso lupanar de Milán es hallada una prostituta con el vientre rasgado a tiros. Adán confesó su culpa. Son detenidos por un mes. Oto declararía a la Rai, en una entrevista vía telefónica, que “todo comenzó porque la mujer exigió pago doble por sus servicios. Adán enfurecido...” Nunca terminó la frase. Su abogado cortó la conversación. Durante los tres meses de investigaciones, los Rivera se dedicaron a financiar proyectos filantrópicos. Sus detractores señalaron que la tarea de crear el SWR (Siamese World Rights), atendía más a causas personales que humanitarias. Para cuando la SWR hizo aprobar la ley de que todos los teatros de la Unión Europea debían ostentar butacas para siameses, ya al juicio le faltaban poco menos de dos semanas. Los Rivera estaban cesantes de sus cargos políticos por más de cinco meses. El juicio duró alrededor de un par de horas. El abogado alegó, en un discurso inmejorable, coherente, enfocándose en alabar a los siameses más que en defenderlos, que sí existían pruebas irrefutables que implicaban a Adán. Pero que, desde un punto de vista ético-moral, era inadmisible sentenciarlo a cadena perpetua. “Estaríamos castigando a un inocente: Oto.” La frase estremeció a toda la audiencia y a la credibilidad del sistema judicial italiano. Los siameses estaban libres de nuevo, de vuelta a Francia. Pero uno de ellos no escaparía de un mal.

SEPARACIÓN

Hacia abril de 2030 los cuatro volúmenes de Poentos se bautizan en un hospital de París. A Adán se le diagnosticaron tumores alojados en un pulmón. La vida, el desvarío y la muerte riñeron por él. “Son como cangrejos que me pican por dentro”, escribió en una carta a su editor, pocas semanas antes de morir. El cuerpo de Adán fue separado, luego, incinerado. Una multitud recitó fragmentos de Separación/La séparation mientras desperdigaban sus cenizas sobre el Sena. Oto declaró a los medios que ese era el deseo de Adán –su único deseo–: “Estar en una conexión intravenosa con el aire.” La operación no tuvo riesgos. Los órganos que compartían quedaron del lado de Oto. Bastó un mes de convalecencia para que le dieran de alta. Oto, cuatro años después, publica Hermano, epístolas en tono épico. A la semana del lanzamiento se enfrasca una disputa por derechos de autor ya que en la página 128, de la editorial Le Livre Amical, el verso: “Adán, he existido”, es interpretada como plagio por parte de los herederos de Jean-Paul Sartre. Las acciones legales son infructuosas. Deja dos novelas –las únicas– sin concluir. Su infatigable labor literaria cesa. Se le diagnosticó el mal de Bartleby. Desaparece de las plateas políticas y literarias.

Para el 2035, Oto vive con un clon de Kate Moss. En el 2039, publica el poemario El Oto, el mismo. La crítica armoniza en que es la continuación de Hermano. Muere en el 2040. Es enterrado en el cementerio de Père Lachaise, en París, a pocos pasos de la tumba de Oscar Wilde.

Bibliografía: Separación/La séparation (poemas), 2022. Una stagione nell'inferno (textos misceláneos), 2026. Poentos (cuentos y poemas), 2030. Artículos (textos periodísticos variados), 2022-32. Hermano (epistolar-poético), 2034. El Oto, el mismo (poemas), 2039. Diario (2020-2040), 2041. Primeros Poemas, 2042. Obras Completas, 2044. Novelas incompletas (por publicarse).

Mario Morenza -(11)
Los vídeos de los Fotorecitales animados
por este apendicista los puede ver en:
http://humario.blogspot.com/

6 comments:

Ana Lucía said...
This comment has been removed by the author.
Ana Lucía said...

:) me reí mucho con El Oto, el mismo. Muy fino tu cuento, Mario. Es un metacuento, pues al igual que el siames escritor, se leen las influencias de Borges y Bolaño.

Mario Morenza I said...

Gracias, Ana Lucía, la viajera, la diplomática, la vice-presidenta apendicista y embajadora en la universidad de Porto. Ese cuento lo escribí el fin de semana que cumplí 22 años. Un fin de semana que no salí a ningún lado. Tal vez el peor cumple. Lo tenía que aprovechar de algún modo. TRes años después, sale en el debut del apéndice.

Jesus Torrivilla said...

Muy de pinga el cuento. La verdad es que he pasado un buen rato leyéndolos. Mis felicitaciones.

Sofía said...

Rebuscadamente bueno :)

Olga said...

Excelente cuento, no pude parar de leerlo hasta el final, engancha. Aunque creo que pide más que un cuento quizás... y de arreglo de tiempo ;)