Oct 15, 2007

Un cerezo, nada más


-¿Qué buscas en Montejo?

No supe que buscaba algo en él hasta que la pregunta tuvo el rostro de un epitafio.

¿Qué puedo buscar en un poeta viejo y amado? A veces uno se consigue a Montejo por Altamira. Y como es natural, lo que provoca es acercarse y besarle la mano. Pero lo mejor, como también es natural, es dejarlo ir, no vaya a ser que se ensucie.


Creo que busco agua y jabón.

Porque es difícil cuando el cuerpo despierta así. Lleno de cadáveres blancos que nunca tendrán nombres ni epitafios propios. El cuerpo no lo soporta, la luz es un animal salvaje que ya no pretende ser invisible, no queda otra cosa que mirarse a la cara. Por eso pesa levantarse con el olor de una falsa aritmética, la falsa e infernal aritmética de un hombre que ha sepultado cuerpos en una mujer.

Pero a veces no basta el agua y el jabón. Nunca basta, de hecho. Permanece una huella mustia, insondable, se juntan palabras que me gustan mucho: fiordo, libélula, filisteo. Y por eso duele más rápido: las palabras escupen mucha humanidad, es muy fácil cuando suena el despertador para decir que ha finalizado la hora del recreo. Uno se pregunta cómo es posible tanto futuro depuesto en una cavidad, tanta postergación a pesar de dar un paso firme hacia el degolladero.

(Pero es tan ridículo escribir así, dios mío. Yo no sé quién da permiso a los veinte años para tener tanta licencia al hablar de cosas podridas dentro de uno. Eso pasa por no ir más rápido al baño después de morder las sábanas. Y el polvo. O las cenizas).



Es increíble que un beduino pueda caminar a través de esa habitación sin detenerse mucho en el panorama. Quizás la gente del desierto es más estoica y no repara demasiado en estos duelos. Pero no debería hablar así, como si fuera la primera vez en sentir tanta gente pudriéndose dentro de mí. A mí también me gusta disparar, escupir, cerrar los ojos contra una pared, recoger mis pedazos de un escritorio ajeno. No hay deidad más próxima: un hombre desnudo que suspira con una furia lenta y los ojos cerrados, mientras en él empieza a revolverse el semen. (El semen no tiene adjetivos, sólo es eso). Por eso la gente como yo se siente menos insignificante cuando logra, un poquito, subyugar a un inmortal de esa calaña. Porque la edad está a mi favor y es tan fácil convencer a la gente de mi buena fe. Es una ciencia bastante sencilla ser la puta de turno aunque la eternidad atente contra mis horas de siesta. Aunque el problema sigan siendo los poemas. Montejo, sin adjetivos, las nueve estaciones del metro que no conducen a ninguna parte esta mañana, cuando ya los cadáveres que él dejó en mí están nadando en las cañerías de la ciudad, donde todo el mundo se conoce. Y que la tierra no giró para acercarnos.

Tendré que enterrar al pie de un cerezo a los cadáveres blancos que aún persistan aquí.

Enza García -(1001)
Si quieres leer más de Enza García, te invitamos a visitar su columna Guía del Lector:
http://www.relectura.org/cms/content/blogsection/6/44/

6 comments:

Mario Morenza I said...

Enza, Enzita. Lo bueno de tu texto, no sé que pienzas, es que cada vez que lo leo (ya van como 6) me gusta más, algo así me pasaba con las canciones de Peter Gabriel, y me sigue pasando. Un beso para vos.

Enza said...

Mario, lindo, me hace feliz que te guste. Para mí es un texto triste, pero que te guste lo hace servir de algo. Suerte mañana en la defensa de los pasillos.

paola romero said...

Aquel día en el carro íbamos hablando de yo no sé qué, que si Tomás, que si Teresa, que si uno duerme es con el ser amado y o con el de turno,y de repente...el frenazo!: Montejo cruzaba la calle, sin mirar las rayas blancas del paso peatonal, seguro de a dónde iba, con paso rítmico y sin apuro alguno.

Y tú y yo seguimos descifrando a dónde es que vamos, si es que este tráfico de mierda nos deja algún día llegar.

Eduardo Febres said...

¿Lo de que se le va a ensuciar la mano es ficción, no? No te olvides: él también tiene por dentro moco, mierda, peos, orine... Mejor métele un lepe y sal corriendo cada vez que lo veas, y así matas la deificación.

Eduardo Febres said...

(aclaro) Escribo lo anterior porque me parece que está muy bien a partir de "creo que busco agua y jabón"

IP said...

Yo diría que el texto comienza a partir de "(Pero es tan ridículo escribir así, dios mío..." El problema con lo anterior son las palabras. Mucho adjetivo, mucha "intensidad", demasiado emo.